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martes, 16 de octubre de 2018

Como las flores de primavera


Como las flores de primavera

La primavera llegó, con sus colores y perfumes. Con las aves que trinan por la mañana y las mariposas que visitan los jardines.
Paloma, esperaba ansiosa el día de la primavera, para ir al parque con sus papás. Le habían prometido, llevarla a remontar cometas y a un picnic al lado del lago.
Ese día, su papá tuvo un inconveniente de trabajo y no pudo llegar a casa, ni llevar a Paloma al parque.
Al ver a la niña algo triste y desilusionada, a la mamá se le ocurrió hacer lo mismo, pero en su jardín. No había lago, pero si un estanque pequeño.
No estaría toda la tarde, su papá, pero aprovecharían la tarde igual, mientras lo esperaban a que volviera.
Llevaron una manta al jardín y la tendieron junto al estanque. Allí, había algunos pececitos de colores.
Las plantas, habían crecido bastante, formando matorrales con pequeñas florcitas, que ya comenzaban a abrir.
Llevaron en vez de cometas, papeles y lápices de colores, para pintar y crear.
Mientras la mamá, fue a preparar un rico licuado de frutas, la pequeña comenzó a pintar e imaginar una historia con su dibujo.
Ella pintó el estanque y a uno de sus pececitos favoritos. Uno verde y dorado, que parecía un colibrí cuando saltaba y asomaba del agua, dando volteretas. Saltaba tan alto, que parecía que volaba.
De pronto un colibrí apareció zumbando, de entre las flores. Quizá le llamó la atención aquel pececito, que saltaba imitándolo. Tenía los mismos colores que el pez, en su plumaje. Lo diferenciaba su larga cola morada y su gran piquito.
La pequeña Paloma, volaba con su imaginación mientras pintaba la escena.
De pronto, el colibrí, con una voz muy suave, dijo al pececito:
_Ven, vamos a volar juntos. Es muy bello este jardín.
_No tengo alas, dijo el pececito, por eso salto lo más fuerte que puedo, e imagino que vuelo muy alto, que toco las nubes, que poso en los árboles frondosos y recorro todos los jardines.
_ ¡Hola pececito! ¡Hola colibrí! dijo Paloma. Yo también sueño que puedo volar. A veces, cierro los ojos y me imagino que subo y subo, como un ave, como una paloma blanca, como mi nombre, hasta tocar las nubes.
_ Y vamos, dijo el colibrí. Ven tú también. Vamos, los llevaré a conocer cada rinconcito del jardín.
Así fue que la pequeña, sintió que sus pies se despegaban del piso. Tanto, que si miraba hacia arriba, veía las estrellas muy cerquita, y si veía abajo, podía ver su sombra y el estanque, las flores, el pasto, los colores y su hermoso dibujo, muy lejos, allá abajo.
El dibujo, era muy parecido a todo lo que estaba imaginando en ese momento.
La mamá de Paloma, llegó con el licuado fresquito y delicioso para compartir con su hija.
Quedó asombrada de lo rápido que había dibujado la pequeña.
_ Qué hermoso dibujo mi cielo, y que rápido lo has hecho.
_ ¿Te gusta mami? Es que el colibrí y saltarín, el pececito, me ayudaron a pensar y a ver desde muy arriba, para poder dibujar.
Que maravilloso hijita… que bellos esos amiguitos tuyos.
Poco después, el papá llegó a casa y se unió al picnic. Paloma estaba feliz, aunque no hubiera ido al parque ni a remontar cometas.
A veces, nos ponemos tristes porque no podemos ir a donde queríamos. Pero no importa donde vayamos, o donde estemos. Si compartimos con quienes queremos, el lugar se vuelve mágico. Y si estamos solos, también podemos hacer que el lugar se vuelva mágico.
Podemos volar, con la imaginación, como lo hacía saltarín el pececito y la pequeña Paloma.
Esa tarde fue mágica y hermosa, para Paloma el colibrí y saltarín.
También para su mamá, que tuvo la posibilidad de explicarle a su nena, que podemos ser, todo lo que queramos ser. Algunas cosas llevan esfuerzo, otras, basta con tener ganas de hacerlas.
Nunca lo olives pequeño… sueña y crea tu mundo, luego esfuérzate, y seguro serás, lo que quieras ser. Tus sueños florecerán, como las flores en primavera.

Nota para los adultos:
Denle alas, a esa pequeña gran, imaginación de sus pequeños. De esa imaginación, se nutre su futuro. Por un futuro de pequeños libres y felices, donde florezcan siempre sus sueños e ilusiones.


Mónica Beneroso Salvano
Yeruti
Ilustración: Mónica Beneroso Salvano
Uruguay
Derechos reservados

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